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La Filarmónica de Buenos Aires, junto a la pianista lituana Muza Rubackyte, fueron dirigidos por Federico García Vigil. Foto: Julián Bongiovanni

Concierto de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires , dirigida por el maestro Federico García Vigil, con la participación de la pianista Muza Rubackyte en calidad de solista. Programa: Sinfonía N° 83 "La Poule" en Sol menor, de Haydn; Concierto para piano y orquesta N° 2, op. 102, de Shostakovich, y Suite de El gallo de oro, de Nikolai Rimski-Korsakov. En el Teatro Opera.
Nuestra opinión: muy bueno

Tres evidencias del alto nivel de profesionalismo que anima y sostiene el desempeño de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires se tuvo en el último concierto del ciclo de abono ofrecido en el Opera. Sabido es que las condiciones acústicas de la sala no son óptimas; pero no hubo duda alguna de que sus músicos, diligentemente conducidos por Federico García Vigil, supieron llevar a buen puerto la realización del programa que tuvo un comienzo feliz con la Sinfonía N° 83 "La Gallina" de Haydn.

La medida exacta, el equilibrio formal, el ajuste casi camarístico y el balance sonoro atinadamente controlado garantizaron la depurada exposición de esta joya sinfónica del clasicismo vienés cuyo subtítulo responde sólo a motivos circunstanciales salvo algún rasgo rítmico y alusivo al ave en el allegro spiritoso inicial. Hubo expresividad y cierto intimismo en la expresión del andante , vigor expositivo en el siguiente menuetto con trio , y, por último, nítida distinción de planos sonoros y brillo expositivo en el vivace final, con felices ideas interpretativas en la conducción y vigorosos contrastes en los pasajes contrapuntísticos.

Pese a la desigual calidad de sus obras, Dmitri Shostakovich permanece como una de los creadores más prominentes de la música rusa del siglo XX; su vitalidad robusta y angulosa y su energía movilizadora afloran en obras de relativa importancia en su producción como el Concierto para piano orquesta N° 2 op. 102 , que tuvo en la lituana Muza Rubackyte una intérprete ideal. Su técnica depurada, más precisa que eficaz en la producción del sonido, dio realce a los rápidos movimientos extremos e interactuó muy bien con la orquesta; su toque fue refinadamente expresivo en el andante central, y resultó sumamente efectivo en el allegro final, de riesgoso y espectacular virtuosismo, salpicado de todo tipo de movimientos y gestos -innecesarios- que en nada mejoraron la labor de sus dedos ni su sonido. Muy aplaudida, Rubackyte añadió fuera de programa una de las Visiones fugitivas op. 22 de Prokofiev.

Lucimiento

La Filarmónica dirigida por García Vigil tuvo, asimismo, singular lucimiento en la Suite de El Gallo de oro , de Rimski-Korsakov, cuya partitura posibilita un despliegue instrumental, pleno de imaginación y colorido, objetivo que encontró efectivo eco en los miembros de la orquesta. Al comienzo ( El Zar Dodon en su Palacio ), con las trompetas con sordina, las cuerdas, las maderas y los excelentes solos de flauta y clarinete, se logró el clima de la partida hacia la guerra; la percusión realzó el segundo episodio ( El Zar Dodon en el campo de batalla ); marcado orientalismo impregnó especialmente El Zar Dodon y la Reina de Shemaja , y acertada culminación sonora -sin excesos distorsionantes- tuvo la triste historia del Zar Dodon, con la superposición de temas y el trasfondo de fanfarrias. .

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